
Vale, ahora que habéis entrado en este articulo, no queremos que penséis que somos unos alcohólicos, bien si que nos gusta la cerveza ¿pero y a quién no?
La cosa no va de alcohólicos en este pequeño artículo, sino de que a veces ciertos pensamientos o ciertas decisiones acompañados de 1 o 2 cervezas (no hay que pasarse que luego ni te acuerdas) siempre se ven mejor, más claras y con más predisposición.
En mi caso en particular (Aleix) cuando se me propuso de hacer este viaje de larga duración no me lo pensé mucho la verdad, era el momento correcto y tenía cierto tiempo para conseguir algo de dinero.
Pero la cuestión es que estábamos con unos amigos volviendo de ver un cabaret muy divertido en un gimnasio de Barcelona y nos habíamos quedado a cenar por ahí, con lo que sí, nos habíamos bebido unas cuantas cervezas y cuando se me comento la idea, ya de regreso a casa en el metro, me senté al suelo del metro alucinado, pensando en la locura que sería hacerlo.
Y en ese preciso ínstate lo visualice, yo ya me vi viajando por Asia con mi mochila.
1 semana más tarde ya me había comprado el pasaje de avión.
La cuestión es que el hecho de beberse un par de cervezas muchas veces hace que te sueltes más y elijas hacer cosas sin pensárselo mucho.
Dicen que las mejores decisiones suelen ser las que se toman sin pensárselo dos veces. Y pensamos que aquellas decisiones que realmente importan para nuestra vida tienen que ser gobernadas por la intuición.
Si tienes ganas de hacer algo, no te lo pienses dos veces y lánzate. Todos tenemos miedos e inseguridades y no hay que dejar que gobiernen nuestras decisiones.
Desde viajar sin rumbo fijo te invitamos a decidir sin pensar tanto y a dejarnos llevar por nuestras emociones y experiencias y no tanto en la parte racional que llevamos incorporada.