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Viajar Sin Rumbo Fijo

La espera que no desespera

abril 15, 2019
el tiempo de espera

Y cuantas veces mientras estas en un viaje largo te tiras mil horas esperando el transporte que te llevara al próximo destino, ya sea un coche, un autobús, un tren, un avión, un barco…

Para los más desesperados y los más impacientes el viaje resulta todo un reto, pues no conozco a nadie que no haya perdido mañanas, tardes, noches o hasta días esperando.

El viaje te regala la gran oportunidad de relativizar el tiempo, de aprender a ser paciente, de valorar más el tiempo que el oro.  Pues como el gran Pepe Mujica reitera el oro se puede comprar, el tiempo no.

La espera que no desespera adquiere un significado profundo cuando se descubre, cuando se vive.

Tiempo de espera en el aeropuerto Jakarta
Y aquí me tenéis en el aeropuerto de Yakarta esperando nuestro vuelo a Singapur ni más ni menos que 10 horas de espera…
El aeropuerto siempre es un buen sitio para esperar pero no para gastar.

El humano por definición es impaciente y a medida que avanza la sociedad moderna eso solo empeora veamos un ejemplo: La conexión a internet.

En los principios de internet la conexión para que se cargara solo una foto de una página web, podía llegar a tardar 2 o 3 minutos y nos parecía increíble.

Hasta la fecha si una imagen tarda más de 2 o 3 segundos en descargarse significa que es una mierda, que va demasiado lento.

El claro ejemplo que muestra que día tras día dejamos la paciencia y el tiempo de espera de un lado para volvernos más impacientes y rápidos.

Todos los sucesos tienen su ritmo y tiempo

Todo el mundo quiere las cosas más rápidas que nunca, cuanto menor sea el tiempo de espera mejor, queremos vivir las cosas tan rápidas que nos olvidamos de valorarlas y de vivirlas.

Y eso muy a nuestro pesar afecta en ciertos ámbitos de nuestra vida, cuando dejas de valorar el tiempo que tardas en conseguir una meta y solo te focalizas en conseguirla de una forma rápida, olvidas el esfuerzo que te ha llevado.

Olvidar el esfuerzo que le has dedicado a conseguir un objetivo es un error catastrófico porque entonces nunca valoraremos bien el objetivo y menos disfrutaremos cuando lo logremos.

Si nos lo dan todo de forma rápida, nos acostumbramos y cuando no lo conseguimos nos frustramos y entramos en depresiones.

El tiempo de espera es natural, evidentemente yo no digo que si algo puede suceder más rápido no lo cambiemos, pero hay que saber dónde parar, ¿Hasta donde es ético y sano avanzar el proceso de espera para conseguir un objetivo?

Saber esperar es un verdadero arte que se puede aprender, saber esperar supone capacidad de autocontrol, tolerancia al fallo, capacidad de ver la realidad en perspectiva entre otras cosas.

Y a veces saber esperar no significa no hacer nada, se puede practicar una espera activa que básicamente consiste en seguir avanzando, aunque este avance no nos lleve directamente a nuestro objetivo, pero nos acerca.

Por otro lado, ser impaciente resulta un factor de riesgo para nuestra salud ya sea física o mental.

La impaciencia genera frustración, angustia, estrés y todo esto se verá reflejado en tus relaciones tanto profesionales como personales.

EL tiempo de espera en el viaje

El viaje te da la oportunidad de entender la espera como algo positivo, ya que después de la espera para coger el transporte que sea, vendrá otro destino y para poder apreciarlo hay que saber esperar.

Veámoslo en un ejemplo:

Imagínate esperando tu transporte, un tren, en la estación, como buen viajero llegas unos 45 minutos antes, de golpe por el megáfono avisan que tu tren va a demorarse 1 hora por motivos que desconoces.

Muy probablemente tu reacción se traducirá en un tedioso resoplido y en un pequeño cabreo siempre recalcando lo impuntuales que suelen ser los transportes públicos del país donde te encuentres.

Mientras esperas irás dándole vueltas a la cabeza con el retraso del tren, finalmente llegara y te subirás.

Aun no siendo conscientes, las emociones negativas que has generado mientras esperabas te acompañaran durante el resto de la jornada.

¿Y toda la energía negativa solo por 1 hora de espera? ¿Realmente la impaciencia ha servido para algo, has conseguido que el tren llegue antes? ¿Sinceramente crees que el tren se ha demorado solo por joderte a ti?

Y realmente el contrasentido más absurdo, es que la impaciencia sólo le ha perjudicado a ti.

Así que por la tontería de no tener paciencia vas a llegar a tu nuevo destino, con energías negativas que sin apreciarlo iras transmitiendo hasta que se te olviden.

Quien decide hacer un viaje largo adquiere una visualización del tiempo distinta a la que se tiene cuando vives en una ciudad o en un pueblo.

Tus objetivos suelen ser visitar muchos países, aprender de su cultura, vivir experiencias auténticas y conocer mucha gente.

Por suerte hasta el momento no existe ningún tipo de sistema que pueda acelerar este tipo de objetivos, así que no queda otra que aceptar el tiempo de espera, valorarlo y apreciarlo.

Comencemos apreciar más esos ratos muertos de espera entre un destino y otro, dándonos la oportunidad de relativizar el tiempo.

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